Ya no cuela

 Borja Sémper. Por Carlos Esteban

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 Borja Sémper

“El elefante en la habitación” es una magnífica imagen para designar aquella cuestión enorme que está a la vista de todos y de la que nadie habla. Pero aún más fascinante resulta el hecho de que, en la arena política, que es nuestro foro común, quizá los más no ignoran el elefante por respetar un tácito tabú, sino porque realmente han aprendido a no verlo en absoluto. Ha estado ahí desde que recuerdan y, se dicen, quizá sea normal que las habitaciones tengan su elefante como pueden tener una silla o una ventana.

En el panorama político español no hay un elefante, sino una manada de mamuts, pero tanto da, porque se prefiere centrar el foco en las caprichosas imágenes que forma el mármol de las baldosas. Es, por ejemplo, cosa sabida que toda declaración frontal, por tímida que sea, contra una medida del PSOE favorece al PSOE.

Uno pensaría que la razón de ser de la oposición es oponerse, pero el PP nos enseñó hace tiempo que eso es una trampa, que en realidad lo suyo es poner pegas. Y así la oposición en España consiste en aprenderse bien el temario socialista y criticar al gobierno cuando no lo aplica como debiera. Ser más socialista que los socialistas sin llamarlo socialismo y limitar las críticas a un “¡te pillé!” infantil, ese es el ejercicio que se espera de la ‘alternativa de gobierno’.

Al fin, a uno siempre le acaba tocando gobernar, es cosa de esperar y no hacer olas, llamando montañas a las toperas y toperas a las montañas.