Multitudinaria, serena y familiar procesión de Las Turbas en Cuenca
Algunas de esas mujeres, como María del Carmen y Yolanda, han reconocido, en declaraciones a EFE, que esta procesión es «única» y «era algo pendiente» que les ha llenado de «emoción».
En las filas, y en brazos de su padre, Valeria, de nueve meses y Violeta de 5 años, a pie, camino del ascenso a la plaza Mayor, en la cabecera del cortejo con unos 2.400 turbos que representa a las multitudes que insultaban e increpaban a Jesús cuando iba camino de su crucifixión.
Horas antes del alba, a las 5:30, partía el cortejo desde la iglesia de El Salvador, con 5 grados de temperatura en el exterior del templo al grito de «¡Que lo baile».
Tras su recorrido por la parte baja de la ciudad ha inicio el ascenso a la plaza Mayor de Cuenca, donde ha llegado con puntualidad, a las 9:00 horas.
Allí se han congregado más de 8.500 personas, según la Policía Local y Bomberos, quienes aguardaban en silencio tras los broncos tambores de los turbos, los clarines destemplados y las marchas procesionales.
Poco después de las 9.30 horas han enmudecido, entre el aroma del incienso, para recibir con majestuosidad a la Soledad de San Agustín, otro de los pasos del desfile junto a San Juan Evangelista, y Jesús y la Verónica.
El balcón del Ayuntamiento de Cuenca ha vuelto a ser el lugar para presenciar una de las estampas más icónicas de la Semana Santa, que este año también está marcada por la precampaña electoral, lo que ha motivado que estuviera muy concurrido de candidatos a los comicios.
Después, el cortejo ha descendido hasta la iglesia de San Felipe Neri, donde bajo el sol, el Coro del Conservatorio «Pedro Aranaz» de Cuenca ha cantado el tradicional «Miserere» poco antes de las 11 horas.
Allí ha vuelto a hacerse el silencio para bramar después la turba una vez concluido, y la muchedumbre, algo más agitada, ha encaminado su regreso por Andrés de Cabrera y la calle del Peso, para resguardarse de nuevo en el templo del que salieron pasado el mediodía.
La procesión, con más de 400 años de historia, es una de las más emblemáticas de la Semana Santa de Cuenca, declarada de interés turístico internacional.
Este año, el Ayuntamiento de Cuenca ha ofrecido un servicio instantáneo de localización de la cabecera de la procesión que, según ha precisado su alcalde, Darío Dolz, se ha celebrado sin incidentes reseñables.