«Consideramos esto una incitación provocativa abierta de Occidente que eleva las apuestas del conflicto, lo que inevitablemente conducirá a un aumento de las bajas y una escalada peligrosa”, afirmó la portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajárova.
Sin embargo, el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, alertó que los nuevos suministros «no cambiarán nada en lo que respecta al avance de Rusia hacia sus objetivos».
Llamó a «no exagerar la importancia de nuevas ayudas militares en términos de su capacidad para marcar la diferencia» en el campo de batalla, ya que, por el contrario, opinó, «darán más problemas a Ucrania» debido «al mantenimiento y reparación» que requieren las armas.
En ese contexto el presidente ruso, Vladímir Putin, convocó al Consejo de Seguridad de Rusia para debatir la situación de la campaña militar, justo a la misma hora en la que los países del Grupo de Contacto comenzaban a debatir la ayuda militar a Kiev.
«Durante la reunión se llevó a cabo un intercambio de opiniones sobre la operación militar especial», como denomina Rusia su intervención bélica en Ucrania.